Y FUE MADRUGÁ

Fueron las cinco. Y fué Madrugá.
María Santísima de los Dolores volvió a ser Rosa perfumada por estas antiguas calles de Escacena. Ella, que guía nuestras vidas, fue luz para cientos de ojos que disfrutaron de su presencia. 

Si, es cierto que las inclemencias del tiempo nos hicieron acortar el recorrido, es cierto que algunos tramos fueron deslucidos por el agua. Pero nadie nos quita esos ratitos vividos en torno a Ella. Nada puede ya hacernos olvidar esa eterna levantá a pulso en la cuesta a los sones de La madrugá, o la estampa hermosa en calle Reina Sofia a los sones de Macarena de Cebrián, ni las petaladas tanto en calle Virgen de Luna y llegando a la Iglesia. Nada podrá arrancarnos de la retina la gracilidad de los movimientos del palio. Y es que, ¡hay que ver como anda esta cuadrilla!. Los años vienen a demostrar que con la madurez se gana en sabiduria bajo las trabajaderas.
Me siento ciertamente orgulloso de mi gente. En la peor de las posibilidades, que nos lluviera durante el camino, el temple, la disciplina, el buen hacer, el compañerismo y la unión fueron las notas predomninantes.
Gracias a todos por enjugar con el buen trabajo los malos momentos.
Estos son los protagonistas de la cuadrilla de Dolores.